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el colador

De gordura, gimnasia y utopías

 

 

 

 

… suelo pensar que la utopía está en el horizonte y entonces si yo ando diez pasos la utopía se aleja diez pasos, y si yo ando veinte pasos la utopía se coloca veinte pasos más allá; por mucho que yo camine nunca, nunca la alcanzaré. Entonces, ¿para qué sirve la utopía? Para eso, para caminar.

 Fernando Birri, citado por Eduardo Galeano

http://emboscados.blogspot.com/2007/03/utopas-para-caminar.html

 

 

 La tercera edad viene con reflexiones.

A la hora de ponerme las zapatillas y salir a caminar  (para bajar el colesterol y el trozo de torta ingerido), me da fiaca. Entonces, me recuesto a pensar en mi último gran proyecto: volver a  viajar al exterior.

-¿Vamos? –pregunta mi marido, en zapatillas y jogging.

-Bueno… antes querría comentarte algo –le explico-. Me cuesta entender cómo una mujer entusiasta como yo, que ahora, por ejemplo, acabo de poner en movimiento la idea de un nuevo viaje y estoy animadísima con eso, siento, a la vez, tanta resistencia a salir a caminar, a hacer actividad física, cuando comprendo que a nuestra edad es necesaria y beneficiosa.

Él ni siquiera piensa la respuesta:

-¡Ah, eso es muy fácil de explicar!  Sucede porque vos sos líder.

-¿Qué!

- Sí: vos sos líder. Lo sabés. ¿Cuántas veces me has contado de tu liderazgo en la escuela secundaria, en tus actividades de gestión institucional? ¿Cuántas veces me hablaste de tu personalidad de sagitariana pasional, altos ideales y espíritu justiciero?

- Y eso, ¿qué tiene que ver con mi fiaca para las actividades físicas?

- Mirá… Si yo te pidiera que imaginaras rápidamente a San Martín, vos ¿cómo lo verías?

- ¡Montado en su caballo blanco, al frente de las tropas y apuntando hacia los Andes!

- ¡Viste? –sonrió mi marido- Ahí tenés la clave: ya sabés por qué te da fiaca salir a caminar.

-¿Qué! ¡No te entiendo!

- Bueno –condescendió mi marido- Pensá: ¿por casualidad se te hubiese ocurrido imaginar a San Martín haciendo abdominales en calzones y camiseta, con todos sus soldados?

-¿Qué decís? ¡Ni en pedo! San Martín es… ¡San Martín! ¡Con su caballo blanco, la cordillera y todo el ejército detrás!

-Sí, para la mayoría de las representaciones ese es San Martín. Pero también lo hemos visto retratado de joven y de anciano, sentado alrededor de una mesa con su estado mayor, con Merceditas sobre sus rodillas, junto a su esposa Remedios, recibiendo la bandera del ejército de los Andes de manos de las damas mendocinas…  Cada uno proyecta su propia condición en la imagen que elige primero y espontáneamente para representarlo. Y vos fuiste directamente a la del Gran Capitán, el Gran Libertador, El Líder y además reconocés que jamás lo habrías imaginado en escenas más sencillas y cotidianas.

-Bueno… ¿Esto qué es? – interrumpo muy fastidiada- ¡Un test auspiciado por Nike para una revista femenina tonta?

-No, querida: esta sos vos, con tu liderazgo de siempre a cuestas – responde mi marido con la serenidad de quien se la sabe lunga, lunga-. La que organizaba las rateadas en la escuela o los paros en contra de los problemas de funcionamiento que había, sin que te pescaran fácilmente. La que eligió la docencia para llegar a ministra de educación y cambiar el mundo. La que cada vez que organiza un viaje por poco termina poniendo una agencia de asesoramiento para el resto de sus amigos. La que siempre encara la vida cotidiana como un conjunto de grandes causas: cocinar porque vienen los hijos es consultar y consultar recetas para luego concretar las mayores exquisiteces; hacer un regalito es recorrer vidrieras hasta el agotamiento y comprar algo que siempre cae muy bien; cuidar las plantas demanda estudiar jardinería y mantener el balcón como si fuera un jardín botánico… ¿De dónde, me querés decir, vas a sacar vos tiempo y ganas para esas pequeñeces como hacer gimnasia o salir a caminar?  ¡Vos querés cruzar los Andes y no darle la vuelta del perro a la plaza del barrio todos los días!

...

-Bueno… pero… ¿igual me querés?

-¡Por supuesto! ¡Claro que sí! ¡Te amo! –sonríe ampliamente mi marido, mientras yo siento que el amor por él me desborda tanto que casi, casi, baja desde las montañas nevadas hasta nuestra casa. ¿Cómo no te voy a querer si, entre muchas otras cosas, sos capaz de caminar la vida cotidiana como si fuera un seguimiento de utopías?

Sí, decididamente el amor por mi marido no solo ha llegado hasta nuestro hogar sino que inunda las calles de los alrededores, en cuyo horizonte se dibuja, perfecta, mi propia figura con diez kilos menos. Entrecierro los ojos para disfrutar de la visión…

-Bueno… pero ahora ¡dale, gordita! ¡Levantate y vamos a caminar, que si no, después te quejás por haber comido la torta y que el pantalón no te cierra!

 Mi marido sale corriendo, entre carcajadas y los almohadonazos que le tiro, mientras el General San Martín se asoma en camiseta… y me guiña el ojo.

Marisa

 

6 comentarios

Ada -

Otra vez un artículo que sorprende tan gratamente!¡Nunca imginarías qué hace la foto de San Martín en relación con la gordura y las caminatas! Sin desperdicio... ¡Te felicito!

Marisa -

¡Qué gusto retomar el Blog y recibir tanto afecto y reconocimiento! Me encanta -Gaby- compartir la idea de que los héroes no sean siempre de bronce, pero eso no significa ni por casualidad que una pueda pensarse en su lugar, Pablo, ni mucho menos... ¡cruzando los Andes a caballo y mula! Por suerte, Carlygom, los líderes somos tan contradictorios como cualquier ser humano, de modo que para mí, este Blog es más que la realización cotidiana de una utopía y por eso me encanta disfrutarlo tal como es: pequeñito y en crecimiento. Igualmente, ¡gracias por tus buenos deseos! Un abrazo. Marisa

Norberto -

¡SIMPATIQUÍSIMO!

Carlygom -

Siempre pensé que los líderes están impedidos de ser modestos y ambicionar la humildad.Si hasta el mismísimo San Francisco de Asís creyó abandonar los bienes materiales para ser humilde, pero en realidad se metió a crear una de las órdenes más importantes del credo religioso más poderoso de la tierra. Los líderes no pueden hacer cosas chiquitas como un blog, ¡por lo tanto te deseo que termines presidiendo algo así como el más importante ente multinacional de blogs!

Pablo -

¿Tendremos que reescribir la Historia Argentina y reemplazar al Libertador por la ilustre Marisa? Otra que capacidad de liderazgo!!!

Gabi -

Qué cierre, Marisa !!!! Bienvenida nuevamente. Ya te extrañábamos.